"Nada es para siempre" me zampaste
Sin tomarte la molestia de mirarme
Sin dejar de intentar que una bombacha
La bombacha final, definitiva
Entrara como sea en tu valija.
Es cómico ¿sabés? Que me dejaras
Con una afirmación tan vieja y obvia
Con un lugar común, sin molestarte
En expresar cuando menos una excusa
Que me pusiera a salvo la autoestima
O me diera lugar a una protesta
O me activara nuevamente el mecanismo.
Me dejó más herido que tu fuga
no merecer más atención que tus calzones
ni ser objeto cuando menos de un adios
con una mínima dosis de talento
Fue por decir lo menos
Como despertar en medio de la noche
Y darte cuenta que estás a la intemperie
O pinchar en el medio de la nada
Cuando arrecia la lluvia
Andacagar me dije y sorprendido
De haber sido tomado por sorpresa
Pretendí socorrerte con tus cosas
Mientras buscaba en mis archivos una ficha
Donde poder clasificar esta derrota
Este look out total de indiferencia
Esta especie de caída entre algodones
Me rechazaste. Dejaste la bombacha
Arriba de la cama como deja
Un pescador los restos de carnada
O un albañil las sobras de la mezcla
Cerraste la valija, la luz de la mañana
Se hizo cargo de que fuera tu sombra
La última cosa de vos que me rozara
Llegaste hasta la puerta y me dijiste
“Ah, te dejo las llaves donde siempre”
-Llevalas, (dije más bien por decir algo
Para alargar ese adiós definitivo
Al no ocurrírseme nada concluyente)
Tal vez debas volver a buscar algo- agregué.
Ante la cara de sorpresa que pusiste
Por un segundo te quedaste pensando
Luego te fuiste con una carcajada
Que hizo temblar el marco de la puerta.
Y que convirtió en este polvo aquellas ruinas
Se ve que te hizo gracia la torpeza
De que la tentativa final que el desamparo
Se pareciera tanto a tu certeza
De a que seguir si es un relajo este naufragio
Mucho mejor un sálvese quien pueda
Guardar para otra guerra más ganable
Las últimas armas que nos quedan
Yo me quedé pensando como un tonto
Qué hacer con este adiós y la bombacha.
Cuentos, artículos, reflexiones, recomendaciones, pensamientos, sugerencias, ocurrencias y otros cuya definición coincidiría con su contenido
Novedades.
La estupidez es el único veneno cuyo efecto mata a los sobrevivientes.
Se publican aquí las cuatro partes escritas hasta ahora del cuento largo "La Conspiración" una historia policial en medio de las peripecias del Tercer Mundo.
Capítulo 1: Malos comienzos: http://el-herrante.blogspot.com/2011/05/la-conspiracion-1-malos-comienzos.html
Capítulo 2: Acá también pasan cosas: http://el-herrante.blogspot.com/2011/05/la-conspiracion-2-aca-tambien-pasan.html
Capítulo 3: Seguridad ante todo: http://el-herrante.blogspot.com/2011/05/la-conspiracion-capitulo-3.html
Capítulo 4: Todo lo que pueda ir mal...:
22.1.11
20.1.11
Dejarla ir
Es probable que me hayas conocido,
Esa tarde en que quebraste el horizonte
Rompiendo el atardecer en dos mitades
Que bisecaba tu silueta de muchacha.
Era yo aquel que sentado en esa playa
Miraba desdibujarse los pedazos de sombra
Que dejabas atrás y borraba la noche.
Mientras la arena se hacía cargo de tus huellas
Y yo me hacía cargo ya que estamos
De esta terrible desazón de marinero
De esta cucharada de hiel en el café,
De esta pena que no le hace mal a nadie.
Seguramente podría haberte hablado
Y es probable que me hubieras respondido
Aunque fuera nomás por cortesía
No se le niega a nadie una palabra
Cuando muestra las palmas de las manos
Vencidas por dos kilos de derrotas
Cuando la ropa ajada de los sueños
Explica sin la menor ambigüdad
Que hallé cerrada la puerta del refugio
Y he sido excomulgado de una iglesia
En la que nunca me habían aceptado
Y vos precisamente vos
Con esa cara de ser buena persona
Con esos ojos fugaces como un silbo
Con esa fé que se asemeja al desencanto
Con tu certeza de un equívlco ancestral
Que nos puso universo de cabeza
Pasaste por mi lado cuando yo
Me sentía confortable en la derrota.
Por un momento quise
Intentar lo de la felicidad
Me senté en el cordón de la vereda
Y confeso de ese error fundamental
Me clavé una espina
En el alma
Esa tarde en que quebraste el horizonte
Rompiendo el atardecer en dos mitades
Que bisecaba tu silueta de muchacha.
Era yo aquel que sentado en esa playa
Miraba desdibujarse los pedazos de sombra
Que dejabas atrás y borraba la noche.
Mientras la arena se hacía cargo de tus huellas
Y yo me hacía cargo ya que estamos
De esta terrible desazón de marinero
De esta cucharada de hiel en el café,
De esta pena que no le hace mal a nadie.
Seguramente podría haberte hablado
Y es probable que me hubieras respondido
Aunque fuera nomás por cortesía
No se le niega a nadie una palabra
Cuando muestra las palmas de las manos
Vencidas por dos kilos de derrotas
Cuando la ropa ajada de los sueños
Explica sin la menor ambigüdad
Que hallé cerrada la puerta del refugio
Y he sido excomulgado de una iglesia
En la que nunca me habían aceptado
Y vos precisamente vos
Con esa cara de ser buena persona
Con esos ojos fugaces como un silbo
Con esa fé que se asemeja al desencanto
Con tu certeza de un equívlco ancestral
Que nos puso universo de cabeza
Pasaste por mi lado cuando yo
Me sentía confortable en la derrota.
Por un momento quise
Intentar lo de la felicidad
Me senté en el cordón de la vereda
Y confeso de ese error fundamental
Me clavé una espina
En el alma
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