La verdad es que hubiera estado bueno
Encontrar esta mañana al despertarme
la llave de tu corazón en la mesilla
Entre el inhalador del asma y el teléfono.
Estaba tan seguro de encontrarla
que por poco me levanto más temprano
que por poco me caigo de la cama
en mi inútil intento de apurarme.
Pero no había nada, sólo el polvo
Que parece venir de todas partes.
Sobre todo de adentro de uno mismo
lo mismo exactamente que las lágrimas.
Todos guardamos polvo en algún lado
para ponerle escaleras al abismo
Para velar con polvo tanta ruina
y así pensar que a pesar de la rutina
llevamos una vida interesante.
Me olvido nuevamente de acordarme
Que producen aridez de pensamiento,
tanto escribir con resaca de ginebra
como perder tres a cero con Danubio.
Por eso me levanto como un zombi
Enciendo el monitor y entre papeles
busco el teclado que siempre se me pierde,
Y una vez más considero seriamente
que sólo me pasa a mi ese disparate.
Acá está bajo ese libro pirateado
y el manuscrito de unos versos perdularios.
Como no encontré la llave te transformo,
Te exorcizo a mi manera y como puedo
te transporto hasta mi vida literaria
(mecanismo en el que tengo entrenamiento
Y me sale como a De Souza un tiro libre
Contra el palo derecho)
Ya está.
Tenés un papel asignado para siempre
en la obra interminable de fracasos
que metódicamente me construyo
Para una posteridad improbable y tan dudosa
como la reputación de algunos empresarios
Con tu fantasma controlado por mis dedos
con el vestigio de tu olor en mi camisa.
con el dolor de otro deber cumplido
me acuesto otra vez por si te sueño.
Salinas, 21 de Diciembre de 2010
