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La estupidez es el único veneno cuyo efecto mata a los sobrevivientes.

Se publican aquí las cuatro partes escritas hasta ahora del cuento largo "La Conspiración" una historia policial en medio de las peripecias del Tercer Mundo.




Capítulo 4: Todo lo que pueda ir mal...:

22.1.11

Y bueno... chau.

"Nada es para siempre" me zampaste


Sin tomarte la molestia de mirarme

Sin dejar de intentar que una bombacha

La bombacha final, definitiva

Entrara como sea en tu valija.



Es cómico ¿sabés? Que me dejaras

Con una afirmación tan vieja y obvia

Con un lugar común, sin molestarte

En expresar cuando menos una excusa

Que me pusiera a salvo la autoestima

O me diera lugar a una protesta

O me activara nuevamente el mecanismo.



Me dejó más herido que tu fuga

no merecer más atención que tus calzones

ni ser objeto cuando menos de un adios

con una mínima dosis de talento

Fue por decir lo menos

Como despertar en medio de la noche

Y darte cuenta que estás a la intemperie

O pinchar en el medio de la nada

Cuando arrecia la lluvia



Andacagar me dije y sorprendido

De haber sido tomado por sorpresa

Pretendí socorrerte con tus cosas

Mientras buscaba en mis archivos una ficha

Donde poder clasificar esta derrota

Este look out total de indiferencia

Esta especie de caída entre algodones

Me rechazaste. Dejaste la bombacha

Arriba de la cama como deja

Un pescador los restos de carnada

O un albañil las sobras de la mezcla

Cerraste la valija, la luz de la mañana

Se hizo cargo de que fuera tu sombra

La última cosa de vos que me rozara



Llegaste hasta la puerta y me dijiste

“Ah, te dejo las llaves donde siempre”

-Llevalas, (dije más bien por decir algo

Para alargar ese adiós definitivo

Al no ocurrírseme nada concluyente)

Tal vez debas volver a buscar algo- agregué.

Ante la cara de sorpresa que pusiste



Por un segundo te quedaste pensando

Luego te fuiste con una carcajada

Que hizo temblar el marco de la puerta.

Y que convirtió en este polvo aquellas ruinas

Se ve que te hizo gracia la torpeza

De que la tentativa final que el desamparo

Se pareciera tanto a tu certeza

De a que seguir si es un relajo este naufragio

Mucho mejor un sálvese quien pueda

Guardar para otra guerra más ganable

Las últimas armas que nos quedan

Yo me quedé pensando como un tonto

Qué hacer con este adiós y la bombacha.

20.1.11

Dejarla ir

Es probable que me hayas conocido,
Esa tarde en que quebraste el horizonte
Rompiendo el atardecer en dos mitades
Que bisecaba tu silueta de muchacha.

Era yo aquel que sentado en esa playa
Miraba desdibujarse los pedazos de sombra
Que dejabas atrás y borraba la noche.
Mientras la arena se hacía cargo de tus huellas
Y yo me hacía cargo ya que estamos
De esta terrible desazón de marinero
De esta cucharada de hiel en el café,
De esta pena que no le hace mal a nadie.
Seguramente podría haberte hablado
Y es probable que me hubieras respondido
Aunque fuera nomás por cortesía
No se le niega a nadie una palabra
Cuando muestra las palmas de las manos
Vencidas por dos kilos de derrotas
Cuando la ropa ajada de los sueños
Explica sin la menor ambigüdad
Que hallé cerrada la puerta del refugio
Y he sido excomulgado de una iglesia
En la que nunca me habían aceptado

Y vos precisamente vos
Con esa cara de ser buena persona
Con esos ojos fugaces como un silbo
Con esa fé que se asemeja al desencanto
Con tu certeza de un equívlco ancestral
Que nos puso universo de cabeza
Pasaste por mi lado cuando yo
Me sentía confortable en la derrota.

Por un momento quise
Intentar lo de la felicidad
Me senté en el cordón de la vereda
Y confeso de ese error fundamental
Me clavé una espina
En el alma