Novedades.


La estupidez es el único veneno cuyo efecto mata a los sobrevivientes.

Se publican aquí las cuatro partes escritas hasta ahora del cuento largo "La Conspiración" una historia policial en medio de las peripecias del Tercer Mundo.




Capítulo 4: Todo lo que pueda ir mal...:

8.11.06

Rivera y los últimos charrúas.

En relación al exterminio de los charrúas por parte del General Fructuoso Rivera, primer Presidente de la República.

Considero que el General Rivera obró sin duda de la manera más humanitaria posible para la época. Su acción bélica evitó la matanza de mujeres, niños y charrúas que no se destacaban por su ascendencia guerrera sobre las tribus como bien lo afirma Tomás de Matos en su novela "Bernabé, Bernabé" y también en la obra "Salsipuedes" publicada por el diario "La República" de Montevideo.

Si bien es desde un punto de vista humanitario considerando como humanitarios los parámetros del siglo XX y XXI así como los parámetros culturales inherentes a la sensibilidad uruguaya desde fines del Siglo XIX, tomados tal cual los expresa el Prof. Barrán en su obra "Historia de la Sensibilidad en el Uruguay", la matanza de Charrúas llevada adelante por el entonces Presidente de la República, fue cruel, vil y traicionera, entiendo de acuerdo con reputados historiadores, que la acción del General Rivera, fue completamente desusada por el relativamente mínimo número de bajas ocurridas entre los naturales, algo así como 50 personas fallecieron, según los partes militares que seguramete estuvieron interesados más bien en agrandar el número de víctimas enemigas que en reducirlo. La sensibilidad de una época en la que poco valor se le daba a la vida humana, incluida la propia, hubiera hecho necesario que el Ejército Nacional exterminara hasta el último charrúa, incluídos mujeres y niños. Eso fue lo que ocurrió por ejemplo en el marco de la "Conquista del Desierto" por parte de las tropas del General Roca en Argentina.

Rivera bien pudo haber acometido a los Charrúas a campo abierto. De una batalla campal entre fuerzas tan disímiles, hubiera resultado sin duda, el extermino total de los combatientes indígenas, sus mujeres y sus niños.

Apeló a una celada, una maniobra basada en la traición, pero cuya finalidad definitiva fue descabezar las tribus con la muerte del mínimo número de individuos. Afirmo y sigo afirmando, que buscando en la historia americana, el caso de Rivera es altamente excepcional, ya que en la práctica todos aquellos que en nombre del desarrollo capitalista exterminaron a los indios, lo hicieron en una forma absolutamente excenta de piedad, atacando indiscriminadamente a hombres, guerreros, mujeres y niños.
Visto con la óptica de la época, la acción de Rivera fue a todas luces humanitaria, al grado de que fue fuertemente criticado por ello. En una carta Rivera afirma "si otro lo hubiera hecho, hubiera sido mucho peor y los habrìa matado a todos" y escencialmente está diciendo la verdad. Dado el contexto rural de la época, afirmo tajantemente que, muerto el Gral. Artigas, no había en toda la república, nadie que defendiera a los charrúas o se pusiera de su parte. Dado su modo de vida libre, su no reconocimiento de la propiedad privada rural, la evolución del modelo capitalista de explotación de la tierra, así como el dominio de una visión del campo que a su debido tiempo terminaría también con el gaucho, entendido éste como el jinete arisco, indomable y nómade, es totalmente impensable que los Charrúas hubieran sobrevivido independientemente de quien hubiera ejercido la Presidencia de la República.

Si Rivera mató 50 pudiendo matar 500.

Si segregó a las mujeres y los niños para evitar su exterminio.

Si no emitió ningún decreto que condenara a la esclavitud a los charrúas supervivientes, entregándolos a familias montevideanas para "acristianarlos" según sus textuales palabras, no podemos negar salvo que seamos completamente fanáticos y ciegos ante las verdades históricas, que Rivera buscó el máximo resultado a través del mínimo daño, siempre teniendo en cuenta los parámetros culturales del momento.

Fácil es juzgar a Rivera según los parámetros de este siglo que transcurre.
Pero, traslademos un poco, haciendo jugar la imaginación, la situación social que se vivía en la época a raíz de los desmanes de los indios en el norte de la república.
Tomemos cualquier diario, leamos cualquier encuesta y veremos que una significativa cantidad de gente, querría hoy por hoy, aplicar soluciones radicales a los problemas ocasionados por la delincuencia juvenil.
Bajar la edad de imputabilidad penal a 16 años, para mezclar a los chiquilines con delincuentes comunes y así especializarlos en la materia.
Aplicar penas de penintenciaría, gatillo fácil o asesinarlos directamente son opciones que hoy en día, inmersos en una sensibilidad de carácter humanitario, se manejan por buena parte de la opinión pública como soluciones al problema de la delincencia.
No pocos piden la pena de muerte.
Bien, ahora imaginemos que todos los presos, mayores y menores, son liberados y agrupados en el norte del país, sin rejas ni alambrados, con armas a su disposición, alcohol, drogas y vehículos.
Imaginemos que tipo de vida tendrían los ciudadanos obligados a convivir con personas que, sin entrar a juzgar particularmente, tienen una moralidad completamente distinta a la media del resto de la población.

¿Ven el cuadro? ¿se lo imaginaron realmente?

Ahora bien, ante esta situación de hecho ¿Cuáles son las posibilidades de terminar con ese estado de cosas? ¿Qué haría hoy un gobierno supuestamente humanitario para restablecer el orden?.

Y tengamos en cuenta, que la valorización de la vida del enemigo a la que los charrúas estaban acostumbrados, era sin duda, muy inferior a la de nuestros actuales delincuentes, así como tampoco valoraban en nada la vida ajena, los soldados de línea o sus oficiales.

Metidos en la coctelera, los factores anteriormente enumerados, darían como consecuencia una masacre enormemente superior a la que resultó de Salsipuedes, Yacaré Cururú y Boca del Tigre.

Piensénlo y verán que revalorizarán totalmente el acto bélico de Rivera

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quien te ha visto y quien te ve !!! Defendiendo a Don Frutos !!!
¿Porque no te seguis dedicando a la pintura? Con seguridad te saldria un mejor cuadro. Recuerdo cuando estabamos en la Cantera y ver como nacian hermosas figuras en un fondo negro cuando dibujabas las sombras con un lapiz blanco. Parecia magia!!!
Mirá que lo siguiente es defender al Sangui o mejor al Cuqui ya que aquel esta muy devaluado.
¿Ya te olvidaste, en los 80, cuando los milicos de la dictadura te curtian a palos en La Tablada? Esos son los descendientes de Rivera... y pensé que lo tenias claro.
Bue...saludos a la flia y el proximo verano te paso a saludar,....si tenes un McPay.

Unknown dijo...

Bueno, podría hacer el intento de defenderlos, pero creo que serían pésimos los resultados.
Hacer un cuadro de Rivera no me llama la atención, Lavalleja sería más divertido por las patillas.

Un abrazo.